Sacerdote necesita "OK" de sus superiores para hablar con el EPP
La represión que ejerce el EPP, sobre la población paraguaya es muy fuerte y desde hace años el grupo guerrillero mantiene en zozobra a los habitantes del norte del país. La última víctima del repudiable grupo criminal es el exvicepresidencte de la república Óscar Denis Sánchez, que se encuentra cautivo desde el pasado 9 de septiembre.
A 70 días del último golpe del EPP, aparece el nombre del sacerdote Pablo Cáceres, quien afirmó que se encuentra en constante comunicación con Beatriz Denis, indicando que podría ayudarla para dar con el paradero del hombre.
El sacerdote manifestó para Radio Monumental, que no tendría inconvenientes en ayudar a la familia de Óscar Denis, ya que conoce al secuestrado y en varias ocasiones trabajó muy de cerca con el mismo, pero aclaró que depende de la decisión del Obispo (sin especificar el nombre). La familia Denis planteó la intermediación de la Iglesia.
“Yo creo que él está vivo. No sé si es una simple intuición por el afecto que le tengo, pero él es una persona muy fuerte. Hay cosas que no puedo decir, pero que Beatriz sabe. Ella sabe hasta dónde llegué y hasta donde puedo llegar”, expresó el padre Pablo Cáceres.
Al mismo tiempo manifestó que conoce a algunos miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo y a sus familiares, indicó que no tendría inconvenientes en comunicare con ellos, pero que necesita el permiso de sus superiores para ello. “Yo no tengo ningún problema, no tengo problema con la gente del EPP, ni con los Denis, ni con nadie, yo solo busco hacer el bien para todos” expresó el sacerdote.
La situación que plantea el sacerdote podría poner en el ojo de la tormenta a la Iglesia Católica paraguaya, ya que el mismo indica que “no tendría problema en interceder para hablar con el grupo guerrillero”, pero que necesita el “OK” de sus superiores, por lo que, si los representantes eclesiales se negaran a crear este puente entre los familiares de los secuestrados y el nefasto EPP, la ciudadanía podría interpretar la negativa como una forma de seguir encubriendo a los criminales.