La segunda mayor economía suramericana tiene una inflación anual de dos dígitos desde 2002, pero este año podrían terminar con una tasa de tres dígitos.
El IPC de julio subió 7,4%, según el último dato difundido por el INDEC, agencia pública de estadísticas. La cifra es la más alta para un solo mes desde abril de 2002, en plena crisis del corralito. La medición interanual alcanzó el 71%, mientras que el acumulado desde enero trepó hasta el 46,2%.
Las previsiones privadas para 2022 ya oscilan entre el 95% y el 112% de aumento de los precios al consumidor. De acuerdo a los datos, el pasado mes hubo alzas generalizadas en bienes y servicios, con un preocupante incremento del 6% en los costos de los alimentos, con aumentos exorbitantes en ingredientes básicos de la alimentación, incluso del 57,9% en comparación a junio.
La fuerte aceleración se produjo en medio de cambios en el gabinete del Gobierno de Alberto Fernández, dejando a inicios de agosto a Sergio Massa como nuevo ministro de Economía.
De momento, las medidas del titular de la cartera apuntan a moderar el gasto, reducir la emisión monetaria y aumentar las reservas monetarias, pero muchos analistas consideran que se necesita un plan más agresivo para frenar la inflación.