John Sullivan, embajador de EE.UU. en Moscú, fue informado sobre la decisión de autoridades locales que tomarán "una serie de medidas recíprocas". Le indicaron que Moscú considera "inaceptables" las últimas acciones de EE.UU. porque, al contrario de la intención que declaró de "desarrollar relaciones pragmáticas" con Rusia, "les asestó un nuevo golpe duro".
Además de la expulsión de los diplomáticos, se prohibió a las instituciones financieras estadounidenses invertir en bonos rusos emitidos después del 14 de junio de este año por el Banco Central de Rusia. También sancionaron a seis empresas tecnológicas rusas bajo la acusación de dar soporte a Moscú en inteligencia digital.
Por su parte, el presidente ruso Vladimir Putin rechaza una cumbre climática impulsada por Joe Biden, presidente de los Estados Unidos. Al parecer, las ganas de juntarse con su par ya no serían de ningún apuro.
Para la Cancillería rusa la responsabilidad de la degradación de las relaciones ruso-estadounidenses recae enteramente en Washington y las acciones de la Administración de Joe Biden no muestran interés en normalizar las relaciones bilaterales, según informó Reuters.
El Kremlin avisó que respondería de la misma manera a cualquier nueva sanción "ilegal" de Estados Unidos. Además, negó que las acusaciones de EE.UU sobre que Rusia intentara entrometerse en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020 o que estuviese detrás del ataque cibernético que afectó al software creado por SolarWinds Corp, una empresa que trabaja para entidades del gobierno norteamericano.