Dean Dyer, de 39 años, es acusado de cometer múltiples ataques sexuales y acosos en contra de varias mujeres, teniendo un total de siete casos en su contra. Sin embargo, el hombre no tiene condenas por delitos sexuales y las acusaciones siguen sin comprobarse; por ello, un juzgado en Inglaterra no puede condenarlo pero, de igual forma, se emitió una “orden de riesgo” hacia su persona, haciendo que Dean deba notificar a la policía 24 horas antes si desea tener relaciones sexuales.
La orden también restringe al acusado de llevar a cabo interacciones con mujeres que no sean totalmente necesarias en su cotidianidad y, a partir de la sentencia, solo puede hablar con aquellas que no son “evitables en el curso de la vida diaria”, como conductoras de autobús o mujeres policías.
Una orden de restricción sexual es una reglamentación civil generalmente emitida contra una persona que no ha sido condenada o advertida por el delito, pero se supone representa un riesgo de daño para el público en el Reino Unido y/o niños o adultos vulnerables en el extranjero. De este modo, no solo se prohíbe a Dean cualquier tipo de relacionamiento con mujeres, sin previo aviso, sino también debe informar a sus futuras parejas acerca de las denuncias de acoso y abuso que pesan en su contra para que las mismas estén conscientes de su expediente.
La mayoría de las acusaciones en contra de Dean son por violaciones y violencia verbal; si no cumple con las disposiciones estipuladas por el juzgado, se expondrá a cinco años de prisión.