Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se ha hecho una solicitud que responda a las necesidades educacionales que han surgido tras la pandemia de la COVID-19. El ente internacional refiere que estaríamos frente a una catástrofe generacional de no poner en condiciones todas las aulas de los países que fueron afectados por el virus, para que los niños, niñas y adolescentes no pierdan la oportunidad de recibir una educación de calidad.
Más de 24 millones de alumnos de todos los niveles en el mundo han abandonado las clases, porque no tienen acceso a las “estrategias digitales” que se han impuesto en los distintos gobiernos. La ONU no teme que la mayoría de los alumnos no aprendan correctamente, sino que se retiren de los sistemas educativos por la precariedad que presentan estos.
António Guterres secretario general de la ONU, se mostró verdaderamente preocupado por esta situación, ya que no solo estaríamos ante una crisis sanitaria, sino que una crisis intelectual que irá en crecimiento con los años. A la vez llamó a todos los países a dar prioridad a la reapertura de sus colegios en cuanto tengan controlada la transmisión local del coronavirus, advirtiendo de que la situación actual de cierre plantea los riesgos indeterminados en el futuro educativo.
"Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas”, afirmó Guterres
Por su parte, Paraguay ha creado una precaria forma de hacerle frente a la educación, teniendo en cuenta que los servicios de internet ni siquiera están garantizados para el departamento Central, las ciudades del interior se tuvieron que acostumbrar a una suerte de realización de tareas vía Whastsapp o por cuadernillos elaborados por los propios docentes que recorrían los hogares de sus alumnos para que estos al menos tengan un material de contención educativa. El sistema paliativo que se impuso en el país, abarcaba también a la televisoras locales, pero el gran problema era la estrategia de trabajo, ya que no todos los alumnos del mismo curso del país se encuentran al mismo nivel académico y en ocasiones ni siquiera desarrollan las clases que deben estar pautadas para el año electivo.
Esta decadente situación no solo se produjo en nuestro país, sino que también en naciones como Argentina, Chile, Perú y Bolivia, que ya decidió cancelar las clases permanentemente por este año ante la incapacidad de dar una respuesta contundente a sus ciudadanos.
La crisis educativa ya se vivía en el mundo antes de la pandemia, con más de 250 millones de niños en edad escolar que no estaban escolarizados, según el análisis presentado por la ONU. Al mismo tiempo, la organización solicita que se analice el impacto del cierre de los colegios, institutos y universidades, para ofrecer recomendaciones a los responsables políticos.