En la jornada de ayer, entró en vigor una nueva normativa que quita independencia al Opus Dei y degrada la figura de su líder, que ya no podrá ser nombrado obispo. La influyente organización católica es conocida en Europa y América Latina por sus posiciones conservadoras.
Con su nueva norma, el Papa Francisco ha degradado a su prelado, cargo que ocupa el líder del Opus Dei, que desde ahora en más, su líder ya no será distinguido como obispo. Además, el documento obliga al grupo vinculado a sectores conservadores de la Iglesia, a presentar, cada año, al Dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica, desde ahora queda atrás el formato quinquenal como se venía haciendo.
El religioso argentino, desde que asumió el papado, se ha comprometido a reformar la Curia Romana, el gobierno central de la iglesia, pese a la serie de escándalos, aprobó varias medidas para “modernizar y garantizar mayor transparencia dentro de la institución”.
"Cuarenta años después, Francisco busca acabar con una estructura excesivamente jerárquica y ‘rescatar’ los valores carismáticos de una institución marcada por las luchas de poder y la singularidad, que la hace única (por el momento), en el mundo", según dijo Jesús Bastante.
El Opus Dei está presente en más de 60 países y lo integran unos 90.000 miembros laicos, entre ellos personalidades políticas o empresariales, y más de 2.000 sacerdotes sobre todo en Europa y América Latina.
El grupo es considerado por los detractores como una especie de secta secreta para manejar los hilos del poder dentro y fuera del Vaticano. La Organización se formó bajo el mandato de Juan Pablo II, quien le otorgó la prelatura personal, un verdadero privilegio, ya que la equiparó a una diócesis con todo el poder de decisión que eso significa. Sin duda la decisión del actual pontífice seguirá generando malestar entre los católicos.