El Papa Francisco reiteró la invitación para detener los combates y regresar a las negociaciones. El último mensaje del Pontífice fue difundido en ucraniano y ruso, en tanto aumentan los preparativos en el mundo católico para la jornada de ayuno y oración en favor de la paz.
Por su parte, el secretario de Estado, número dos del Papa en la Curia Romana, cardenal Pietro Parolin, mencionó en una entrevista que “aún hay espacio para una vía negociable”.
El Papa visitó poco después iniciada la invasión al embajador ruso en el Vaticano y le manifestó su “profunda preocupación” por lo que estaba ocurriendo. También durante el sábado, habló por teléfono con el presidente ucranio Volodimir Zelenski, a quien le expresó “su dolor por los trágicos acontecimientos”.
“Consideramos que un espíritu maligno se ha apropiado de las acciones de este hombre. Pedimos a Dios misericordioso que intervenga para sustraer a Putin de la influencia demoníaca y hacerlo renunciar al mal, destruyendo corporalmente el demonio para salvar su alma”, dijo Tykhon Kulbaka, cura de Leopolis, ciudad vecina a la frontera con Polonia.
Una religiosidad intensa y desesperada se difunde por Ucrania mientras se hace más intensa la guerra desatada hace seis días por los rusos. Las dos principales iglesias son cristiano ortodoxas. Una responde al patriarcado de Moscú bajo el comando del patriarca Kirill, que apoya totalmente con ímpetu nacionalista la invasión.
No obstante, clérigos y fieles ucranios ortodoxos del patriarcado moscovita se han rebelado a Kirill y defienden su patria, fundaron un patriarcado ortodoxo ucraniano, con el apoyo de Bartolomeo con sede en Constantinopla (Estambul). El nuevo patriarcado ataca la invasión rusa y defiende la identidad ucrania.