Como un domingo cualquiera, miles de familia fueron a hacer compras en uno de los supermercados de la capital del país, varios de ellos se reunieron para almorzar juntos y muchos otros solo llegaron para hacer una pequeña compra que les tomaría apenas unos minutos. Dieron las 11:20 hs, un tremendo estruendo copó todo el lugar y comenzaron las sirenas antincendios a sonar, pero nadie pensó que el dinero iba a ser más importante que la misma vida; vidas que hoy ya no se encuentran entre nosotros por encontrar cerradas las puertas del local comercial.
Después de 16 años la tragedia de Ycuá Bolaños, sigue siendo un dolor latente pata todos los paraguayos, es que en una tarde más de 400 vidas se perdieron, y no por una pandemia o un ataque terrorista, sino que por la ambición, así como la poca empatía de unos empresarios que a sin compasión dejó encerrada a miles de personas para salvaguardar el dinero que tenían en las cajas registradoras.
El maestro y artista Cristian Olmedo refiere que desde la organización Coordinadora de Familiares de Víctimas de Ycuá Bolaños, se encuentran trabajando en la ‘resiliencia’, ya que fue un impacto gigantesco para todos los sobrevivientes, así como para los familiares de los fallecidos.
“A pesar de que pasaron 16 años, el dolor sigue latente, pero no el dolor culposo, sino que ese dolor del preguntarse ¿qué estarían haciendo ahora? Yo perdí a mi hermana y a mi sobrina ese día, y fue un golpe fuerte, porque un día antes ella festejaba su cumpleaños y yo no me quedé y por mucho tiempo retumbó en mi mente lo último que me dijo que fue QUEDATENA CONMIGO, los primeros años fueron palabras que me lastimaron bastante, pero ahora comprendo que ese QUEDATE, es una misión de acompañamiento para todos los que pasamos lo mismo”.
“Ese año fue muy peculiar, porque ya es un dolor del recuerdo, pero con el confinamiento por la pandemia, los recuerdos y el dolor se hicieron nuevamente presentes y no solo para mí, sino que para todos, porque nosotros somos una nueva familia, somos esa familia que nos arrebataron ese lamentable domingo”, expresó el maestro.
Más de 400 vidas perdidas en horas, fue el saldo del fatal incendio. La acción y la solidaridad del pueblo se reflejaron de manera instantánea con las maratones televisivas, las ollas populares para todo un barrio que lloraba la pérdida de sus familiares. El paraguayo acompañó el dolor de sus compatriotas, la poca importancia que prestó el gobierno de ese entonces a la situación hizo que el dolor se convierta en indignación.
Han pasado 16 años, muchas cuestiones siguen pendientes, la memoria de las víctimas siguen vivas gracias a sus familiares, esperando que nunca más el dinero sea más importante que una persona.