“El Salvatore” del 2020: Las Ollas Populares
El 8 de marzo del 2020 iniciamos la cuarentena indefinida, que se extendió por un poco de 70 días, culminando aproximadamente a finales del fin de mayo. Durante este periodo el gobierno trabajó en subsidios para las personas con mayores necesidades. Las financiaciones o proyectos que con nombres bonitos en Guaraní, «Ñangareko y Pytyvó», buscaban la protección del hambre de la ciudadanía, no dieron mayores resultados, por lo que miles de paraguayos se pudieron la camiseta y salieron a entregar vivieres a los lugares con más carencias económicas y así lograron dar una solución a una facilidad que el Estado tuvo que ofrecer.
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De manera rápida, las ollas populares, comenzaron a salir en los medios de comunicación, mostrando que por más poco que el paraguayo tenga, daría sus miserias para que sus compueblanos se encuentren bien y logren llegar a la comida del día a día. Los parlamentarios se dieron que cuenta que la ciudadanía estaba “usurpando” el trabajo que ellos deberían de haber hecho, por lo que de manera audaz hicieron suya la iniciativa de los votantes, para quedar como los salvadores de la gran tragedia de la pandemia del COVID-19.
El trabajo solidario de las ollas populares, era una práctica que, desde hace varios años se venía desarrollando en nuestro país, a fin de asistir con las personas vulnerables; pero ante la llegada de la pandemia de COVID-19, que conllevó en una crisis sanitaria con las restricciones, se vio la necesidad de formalizarla como un medio comunitario.
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Las instituciones gubernamentales y diferentes estamentos del Estado no se hicieron esperar, para acaparar esta situación y ser los superhéroes a la hora de contribuir con ésta práctica, que en poco tiempo, durante los primeros meses del 2020, se instaló en diferentes regiones de nuestro país. La vergonzosa situación de apoderarse de una iniciativa popular, llegó al punto de oír la lamentable frase del presidente de la República, “Él no es político, pero ante la pandemia se portó como un verdadero combatiente. Y aquellos que critican, la mayoría nunca han hecho nada, ni una olla popular", al referirse a los detractores del ministro de Salud, Julio Mazzoleni.
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Sin las ollas populares que, en primera instancia estuvieron solventados por los propios ciudadanos, miles de niños, ancianos y padres de familia, no tendrían nada para comer. Afortunadamente, pero de manera tardía, los que tuvieron que salvar a sus votantes desde un principio, comenzaron a notar la necesidad del pueblo por lo que comenzaron a tratar la situación a nivel nacional, para posteriormente jactares de los “logros” que conseguían. Logros que no eran suyos, sino que del pueblo, que desde un principio hizo lo imposible para que ningún compatriota pasara hambre.
Ni siquiera cuando la ciudadanía más necesitó de ellos, estuvieron a tiempo para paliar las necesidades básicas de hambre y frío por las que estaban pasando. Las ollas populares son un logro de toda la población ciudadana y no así del gobierno.