La situación de los secuestrados cada vez se torna más complicada, ya que en los operativos de rescate que realizan las Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC), dan respuestas de la eliminación por partes del grupo criminal, pero no así de la vida de los secuestrados y mucho menos de su bienestar. No se desprecia el trabajo que han realizado, pero la concreción que esperan los familiares de las víctimas del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), es lograr volver a ver con vida a sus seres queridos.
En la mañana del miércoles 25 de noviembre, la familia Urbieta y Denis se reunieron con el Monseñor Adalberto Martínez Flores, quien se encuentra en calidad de Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, el motivo de este encuentro, fue solicitar el respaldo de la Iglesia Católica y al mismo tiempo solicitar a la institución eclesial, que permitan al sacerdote Pablo Cáceres, que pueda intermediar con el grupo criminal para que de esta forma se pueda saber en el estado en que se encuentran las víctimas del EPP.
El padre “Pablito”, como es conocido en la zona, se ofreció para trabajar como un puente comunicacional entre las familias afectadas y el grupo guerrillero, ya que el mismo conoce a los secuestradores y a sus allegados. La idea final es intentar que el clérigo consiga conectar con los integrantes de la asociación criminal y así tener una respuesta del estado de salud de Feliz Urbieta, Edelio Morínigo y el exvicepresidente Óscar Denis Sánchez.
Los familiares de las víctimas aseguraron que encontraron mucha receptividad por parte del monseñor, pero aún no han encontrado una respuesta concreta por parte del mismo. Los informes refieren que, el Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (CIPAE), también estuvo presente en la jornada, manifestando su apoyo y acompañamiento a las familias de los secuestrados a través de un comunicado a la opinión pública, pero que luego de una exhaustiva evaluación recién podrán dar una respuesta concreta a las familias.
La apertura del padre Pablo Cáceres, abre un abanico de posibilidades para las familias de los secuestrados, pero si la Iglesia Católica mostrara una negativa ante el pedido realizado, la institución podría verse gravemente dañada, ya que la feligresía espera que la solidaridad eclesial se haga presente para que vuelva la paz en el norte.
Edelio Morínigo, lleva secuestrado más de seis años, Félix Urbieta, más de cuatro, y Óscar Denis Sánchez, dos meses y 16 días. Todos están en manos del grupo criminal EPP, y los canales de comunicación se encuentran cerrados. Sus familiares buscan el retorno de los secuestrados a sus hogares y consideran una alternativa la mediación de la Iglesia Católica para conseguirlo.