Datos de la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2011) señalan que, en el país, el 87,3% de las mujeres no realiza actividad física en su tiempo libre y solo un 12,7% se ejercita. Mientras que, en la franja masculina, el porcentaje de inactividad física llega a 61,9%, frente a un 38,1% que es activa.
También se detalla que el 83,3% de las mujeres reporta un desplazamiento inactivo (no camina ni pedalea para desplazarse), versus el 76,6% de los hombres. En el trabajo, el 44,6% del grupo femenino se mantiene inactiva, frente al 45,4% del sexo opuesto.
Se recomienda, cuanto más joven más tiempo deben estar activos: de 2 a 4 años, 3 horas por día; de 5 a 17 años, 2 horas por día; de 18 a 65 años y más, así como gestantes, 30 minutos como mínimo por día, si se puede más, mejor para la salud.
Intensidad: se aconseja iniciar con ejercicios no sofocantes, que permitan respirar sin mayores apremios e ir progresando según las capacidades físicas de las participantes.
Modalidad o tipo de ejercicio físico: depende de la selección personal y ese punto es muy importante para mantener la adherencia a la práctica regular de actividad física y lograr un estilo de vida activo.
Lugar y momento para realizar ejercicios físicos: son diversos, por ejemplo, caminar o pedalear para ir al trabajo, al lugar de estudio, a locales comerciales, al retornar a la casa y durante el tiempo libre en parques, clubes deportivos, plazas vecinas.
Tipos de ejercicios: al iniciar un programa de ejercicios en mujeres sedentarias se sugiere comenzar con ejercicios conocidos como caminar durante períodos breves de tiempo y usar las escaleras en lugar del ascensor. Otros tipos de ejercicios emergentes como el HIIT (entrenamiento interválico de alta intensidad), el pilates, técnicas mente-cuerpo, entrenamiento de fuerza o de suspensión complementan fisiológicamente la prescripción del ejercicio y reportan beneficios adicionales como mejorar la masa muscular, la fuerza y el equilibrio, comparado con realizar solo ejercicio cardiovascular.