Según mencionaron los entendidos, al cambiar y cambiar las contraseñas, por lo general las personas tienden a hacer alternaciones mínimas que acaban facilitando enormemente a los ciberdelincuentes la tarea de adivinarlas.
"Al final, terminamos recurriendo a derivados de una misma contraseña porque no somos capaces de recordar otras nuevas y más robustas para todos los servicios que utilizamos y es muy frecuente reutilizar una misma clave para varias plataformas”, explicó Juan Caubet, director de la Unidad de IT Security del centro tecnológico Eurecat en una entrevista de la BBC.
El director aconsejó que, para dificultar a los estafadores, lo ideal es que cada vez que soliciten un cambio de contraseña, se cambie por otra totalmente nueva, que además fuera robusta, aunque fuese difícil de memorizar. "Hace mucho tiempo que se busca resolver cómo hacer más seguras las contraseñas, pero el cambio obligatorio de contraseña es un parche y pronto será algo obsoleto; es mejor una sola contraseña robusta que varias que al final no lo sean tanto", mencionó Caubet.
Varias plataformas e instituciones siguen obligando a cambiar de contraseña con frecuencia, pero otras ya no recomiendan tales pautas, así como Microsoft desde el 2019, cuando anunció que estaba eliminando los cambios periódicos de contraseña por ser “una práctica antigua y obsoleta", tras décadas recomendándolos.